Apostemos por los videojuegos en la escuela
Hace unas décadas satanizaron la televisión, se le llamo la caja idiota, enajenante, escuela de crímenes, fabricante de individuos pasivos, sedentarios e incomunicados con sus semejantes. Anteriormente el cine sufrió el mismo ataque y ahora le toca el turno a los videojuegos. Mentes cortas con plumas largas actúan rápidamente para despreciar toda nueva tecnología.
¿Por qué esa búsqueda minuciosa y exhaustiva de títulos para demonizar? Videojuegos que nunca han pretendido más que entretener, ahora son objeto de pretensiones inquisidoras de censura. Mejor publiquen sus virtudes, alaben sus cualidades educativas para la escuela, de simulación para la medicina, los negocios; de entrenamiento para discapacitados y, porque no, de esparcimiento y diversión.
Los videojuegos representan uno de los accesos más directos por parte de los niños a la cultura de la informática. Aunque muchos niños y adolescentes los utilizan, son muy pocos los empleados por los educadores que desaprovechan una potente herramienta educativa.
Si nadie discute el valor educativo de los juegos, ¿por qué los profesores rechazan el papel de los videojuegos como un elemento de interés educativo? ¿Por qué no son utilizados en los centros escolares? ¿Qué hay que hacer para incorporar los videojuegos en la escuela?
Las escuelas muestran un gran desfase tecnológico en relación con el resto de la sociedad. Clases aburridas, profesores aburridos que pasan el día hablando, libros llenos de letras en un mundo de imágenes, actitudes pasivas como sentarse frente a una pizarra sin mayor atractivo que unas tizas chirriantes. Ya es hora de introducir el videojuego en la escuela y hacer buena la máxima de “más vale una imagen que mil palabras”.
Tengo la carrera de Magisterio pero no ejerzo aún. En mi período de prácticas me encargué de la Sala de Ordenadores, que por cierto estaba bastante bién equipada.
Los niños eran aparcados durante 1 hora semanal delante de una aplicación educativa llamada Clic, una especie de Powerpoint interactivo y libre en el que cada profesor podía desarrollar sus contenidos.
A primera vista una buena idea, pero en la práctica se desarrollaban pocos contenidos (por parte de la escuela en la que estaba) y los niños se cansaban de los mismos temas…
Me propuse motivarles instalando emuladores de Super Nintendo y jugando al Super Tetris (agilidad mental) Chrono Trigger versión USA (mejorando la comprensión en Inglés) Super Mario World (coordinación oculo-manual) y otros tantos.
La acogida por parte del profesor fue absolutamente mala! Pensaba que se iban a “viciar” y que no era sano.
Yo creo que peor era dejar que los niños repitieran el mismo temario semana tras semana…
En fin, lo hice a escondidas y les enseñé a los niños como cargar los juegos.
Conclusión: Creo que muchos profesores desprecian las nuevas tecnologías, creen que son prescindibles para el aprendizaje y que no vale la pena el esfuerzo. Eso sí, bien vale la pena ser un hipócrita y quedar bien delante de la APA (Asociación de Padres de Alumnos) y fardar de una buena y moderna Sala de Ordenadores.
Sé que hay muchos otros que no piensan como en este caso en particular, cada escuela es un mundo, mejor luchar por cambiar a estos pocos, espero